David Skuli y Beatriz de León Cobo
Contexto: amenazas emergentes en un entorno cambiante
Las amenazas a las que se enfrenta Europa estarán determinadas, por un lado, por las tendencias de fondo que seguirán afectando al entorno internacional y, por otro, por algunas constataciones en materia de seguridad de la actualidad. Las nueve tendencias principales que conformarán las amenazas de los próximos años son: el cambio climático, el cambio demográfico y los flujos migratorios, el auge del populismo en Europa, la creciente digitalización del mundo, las crisis sanitarias y la incertidumbre económica, las zonas de inestabilidad en África subsahariana y en Oriente Medio, el expansionismo de China y la reafirmación de potencias regionales como Rusia y Turquía y, por último, el resurgimiento de las confrontaciones de índole religiosa. Además, se observa en este nuevo contexto geopolítico y estratégico, un cierto caos en las relaciones internacionales.
Las distinciones entre la paz y la guerra de antaño ya no serán claras; no es fácil identificar claramente al enemigo. Los medios disponibles ahora permiten a ciertos Estados, grupos terroristas o criminales actuar o desestabilizar a distancia y en total anonimato. Los conflictos interestatales están dando paso gradualmente a conflictos infra estatales, generando riesgos colaterales de seguridad para Europa y el mundo en las zonas de inestabilidad. Las barreras entre lo legal y lo ilegal, entre el terrorismo y el crimen organizado, entre los actores privados, financieros y públicos se difuminan, por lo tanto, la gobernanza es cada vez más difícil y la noción de fronteras es cada vez más "borrosa".
Estas tendencias y acontecimientos influyen en las amenazas a la seguridad y fomentan la aparición de nuevos peligros para la zona europea. Europa "está y estará" amenazada por cuatro fenómenos principales: el terrorismo y el extremismo violento, el crimen organizado, la desinformación y la inmigración irregular.
En primer lugar, la amenaza del terrorismo yihadista y su creciente propaganda facilitada por el uso de Internet y las redes sociales ya está muy presente en Europa y podría agravarse como consecuencia de la inestabilidad crónica de los países del Sahel, las dificultades de ciertos países del Magreb (Libia, Túnez) y la acción de las diásporas ya establecidas en los países europeos. A esto hay que añadir los fenómenos de radicalización de las sociedades europeas y la gestión a medio y largo plazo de los combatientes de la yihad que vuelven de Siria e Iraq. Estos factores podrían conducir a un aumento del terrorismo endógeno y a la aparición de nuevos perfiles. Los autores serán más heterogéneos y actuarán individualmente con más medios artesanales. Además, continuarán y aumentarán las manifestaciones violentas de las ideologías de extremismo de la derecha y la izquierda, así como las acciones de grupos etnonacionalistas o separatistas, debido a la población de las sociedades europeas y el auge del nacionalismo. Los miembros de estos grupos continuarán usando la violencia contra los poderes políticos en el lugar y harán un amplio uso de los nuevos medios tecnológicos.
En segundo lugar, la delincuencia organizada en su dimensión transnacional y sus diversas formas, continuará siendo una de las amenazas principales para Europa, que aprovecha la globalización, las corrientes financieras, la interdependencia de los Estados, la geografía europea y, a veces, la proximidad de las zonas de producción de sustancias ilícitas.
El tráfico de drogas, seres humanos, armas, documentos falsos y daños ambientales voluntarios seguirá siendo una preocupación importante debido a la mayor flexibilidad y adaptación de las redes delictivas y a la sofisticación de los medios de acción mediante el uso intensivo e ilícito de las nuevas tecnologías (ciberataques). Los fenómenos de hibridación y de sinergias entre los diferentes grupos delictivos que afectan a varios sectores de actividad también serán cada vez más frecuentes en los próximos años. Como resultado del alto nivel de digitalización de los sistemas, la desmaterialización de la economía y del dinero y los servicios, la delincuencia vinculada a las nuevas tecnologías y el ciberdelito serán la verdadera amenaza emergente. La beligerancia del siglo XXI, cualesquiera que sean sus motivos, comenzará en la mayoría de los casos con los ataques a las redes informáticas y, por lo tanto, el ciberespacio será el nuevo tablero de combate.
La desinformación también será una amenaza emergente en los próximos años. El aumento de la conectividad dentro de los estados miembros de la Unión Europea facilitará los ataques contra la infosfera. Los objetivos de los autores de esta desinformación será la manipulación, la difusión de información falsa, el refuerzo o la producción de rumores que generen acciones violentas, así como los intentos de influir en la acción de los países democráticos. Como efecto colateral, también podría aparecer una reacción exagerada en el Estado de Derecho, la de la aplicación de un control reforzado de todos los medios de información.
Por último, aunque la inmigración en sí no es un peligro para Europa, las corrientes migratorias internacionales irregulares se intensificarán en los próximos años, debido a los factores demográficos (la región del África subsahariana duplicará su población para 2050), a los factores económicos y ambientales y a las crisis temporales en Italia, España y Grecia.
Así pues, surgirá una nueva amenaza cambiante con posibles consecuencias para la economía, la soberanía de los Estados y la estabilidad de las sociedades frente al riesgo de la mala gestión de las políticas de asilo. Por otro lado, la posible infiltración de algunos miembros de redes terroristas a través de los flujos migratorios y la acción de las redes delictivas que trafican con seres humanos son fenómenos en auge ligados a la inmigración que suponen una amenaza para Europa.
A continuación, se desarrollarán las amenazas en expansión relacionadas con estos cuatro fenómenos: el terrorismo, el crimen organizado, la desinformación y la inmigración ilegal. (Seguir leyendo)
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David Skuli y Beatriz de León Cobo son analistas del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Política Internacional (Universidad Francisco de Vitoria).
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