Gabriel Cortina
Diplomado en Altos Estudios de la Defensa Nacional
La proyección de capacidades militares sobre la costa fue el tema central del seminario de Estrategia Naval, organizado recientemente por la Armada Española. El interés responde a que numerosos centros de poder político y económico se concentran en el entorno litoral, lo que le proporciona una alta relevancia y atención estratégica.
Los puertos de las grandes ciudades, los centros logísticos y de transportes, las plantas petroquímicas y de abastecimiento energético, o las extensas zonas de interés turístico situadas en la costa, son esenciales en términos económicos, y cuentan con notables vulnerabilidades, en lo que a seguridad se refiere. Denominado como “Amphibiosity”, en la capacidad anfibia militar confluyen diversos dominios. Como vamos a ver, las oportunidades y los retos existentes desde el punto de vista de la seguridad ratifican la importancia de la proyección del poder nacional sobre el litoral desde el ámbito marítimo.
La tendencia futura es que los entornos urbanos de la costa van a ir tomando protagonismo creciente en tamaño y significado político y económico regional. El 40% de la población mundial está ubicada en el litoral y representa un 4% del territorio. Esas grandes ciudades se caracterizan por conformar una realidad compleja abierta a amenazas. Desde esta perspectiva, la capacidad anfibia adquiere una importancia singular y surge en el debate político y estratégico la necesidad de prestarle atención, con un nuevo enfoque.
En la lista de los puertos más importantes del mundo, que está encabezada por China, con Shangay, Shenzhen y Hong Kong), aparecen las ciudades de Singapur, Busan (Corea del Sur), Dubai (Emiratos Árabes Unidos), Los Ángeles y Nueva York (EEUU), Rotterdam (Países Bajos) o Hamburgo (Alemania). En el caso de España, los puertos que más volumen de mercancía mueven son los de Valencia -que es el sexto de Europa-, seguido de Algeciras y Barcelona. Lo relevante es que estas infraestructuras conectan desde el litoral, como arterias, todo el comercio mundial, incluyendo las rutas de petróleo y gas, por lo que adquiere una importancia estratégica y táctica relevante. Así, la proyección de la fuerza naval adquiere un significado determinante en los pasos obligados. Se trata de los puntos estratégicos de las rutas comerciales más importantes. A nivel global se trata de pasos o estrechos (Singapur, Bab el-Mandeb, Ormuz, Gibraltar) y canales (Panamá, Suez). No es casualidad que los índices más elevados de piratería marítima coincidan con las áreas más inestables de estas zonas, como ha sido el caso de Somalia.
En una dimensión geopolítica, la apuesta de los grandes actores es desarrollar la “blue-water navy”, es decir, una fuerza marítima capaz de operar globalmente, de manera sostenida, para ejercer el control del mar a grandes distancias. Sin embargo, el debate sobre la reflexión estratégica de la defensa nacional del litoral –o de los litorales donde estén operando sus intereses- no está en el “blue-water” sino las debilidades y carencias de la capacidad anfibia de sus ejércitos, especialmente en la dimensión de proyección de la fuerza.
Un ejemplo interesante es el informe del Comité de Defensa de la Cámara de los Comunes publicado el pasado mes de enero, titulado “Sunset for the Royal Marines?”. Ante los importantes recortes de presupuesto del Ministerio de Defensa británico, que afectaron de forma determinante a los Royal Marines, por la pérdida de los dos Landing Pad Docks (LPD) de la Royal Navy, los miembros del Parlamento se preguntan si están ante el ocaso de la capacidad anfibia. En concreto, desean saber cuál es el propósito de los Royal Marines si no poseen capacidades de asalto anfibio. Asimismo, si se está renunciando a esta capacidad y no se cuenta ya con los medios adecuados para la proyección externa de la fuerza, se preguntan cuál es la opción estratégica óptima para el Reino Unido, teniendo en cuenta el panorama actual de seguridad. Además del debate de los presupuestos y las capacidades, también estaba encima de la mesa la preocupante cuestión del mensaje que se estaba enviando tanto a los aliados como a los adversarios potenciales del Reino Unido.
En esencia, -y es el foco de interés de este análisis, como ejemplo- el planteamiento es si está dispuesto el Reino Unido a gastar lo suficiente para hacer coincidir su política exterior y sus ambiciones militares con las capacidades militares necesarias, y esto requiere capacidades anfibias. La situación de nuestra Infantería de Marina merecería un informe similar, pero parece ser que los miembros de nuestra Comisión de Defensa –salvo contadas excepciones- tienen otras prioridades. La dimensión marítima de España es innegable.
Teniendo en cuenta las tendencias globales, la predicción es que para 2045 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Esto significa que habrá un importante movimiento de población desde las áreas rurales del interior a las urbanas del litoral, y que se producirán alrededor de 280 mega-ciudades (es decir, ciudades con una población de 20 millones o más). Esta tendencia implica consecuencias en el futuro del entorno operativo de la Defensa. Denominado “Urban and littoral challenge” (Desafío urbano y litoral), será una realidad dentro de quince años, según la última edición del Future Operating Environment 2035. La discusión de esta tendencia y sus consecuencias militares dentro de la doctrina también está presente en los entornos de estudio, análisis y decisión de Estados Unidos.
¿En qué se concretan las principales preocupaciones? Para las Fuerzas Armadas, el entorno urbano será una de las áreas más difíciles para operar. La ciudad y sus alrededores, -en este caso, del litoral- se convertirán en un escenario cada vez más complejo y ambiguo de múltiples actores, y en entornos sociales y políticos inestables, éstos tendrán intereses cambiantes. En las operaciones anfibias también estarán presentes esa variedad de escenarios que van desde el conflicto armado hasta las operaciones humanitarias. Las operaciones en ciudades del litoral supondrán un entorno operativo más complejo y más dinámico porque se suman al escenario híbrido las capacidades aéreas, terrestres, navales y cibernéticas. La creciente urbanización aumenta la probabilidad de que se incrementen los atentados terroristas o que se realicen operaciones militares cerca o dentro de estos mega-entornos. Desde otro punto de vista, en casos de desastres naturales, donde será necesaria una intervención humanitaria y de emergencias, las plataformas anfibias son las que están mejor preparadas para entrar en zona de operaciones.
Amphibiosity pone de relevancia la capacidad anfibia en un escenario futuro marcado por la atención en lo naval y lo marítimo. En el caso de la OTAN, donde formamos parte y es nuestro paraguas de seguridad, esto es una necesidad urgente. La capacidad de disuasión y de defensa colectiva implica la interoperabilidad y el desarrollo de sistemas de mando y control naval. Las operaciones expedicionarias y los recientes ejercicios anfibios, de guerra antisubmarina y de protección de rutas comerciales son una demostración de este impulso.
El reto es promover la cooperación entre los aliados, tanto conjunta como combinada, y en el horizonte estaría la creación de un Task-Force anfibio, al igual que hoy se cuenta con un sistema aerotransportado de control y alerta temprana (AWAK). La ventaja es que aportaría capacidad de maniobra, interoperabilidad, sostenibilidad de los equipos y sistemas, y desarrollo de capacidad de combate. Nuestro debate político-militar no debe ignorar la dimensión anfibia. En esta necesidad de cooperación aliada, y teniendo en cuenta el escenario futuro de nuestra frontera sur, España tiene un nicho de oportunidad y cuenta con experiencia demostrada.
Comentários