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Argentina: claves de la segunda vuelta entre Massa y Milei


DICIEMBRE 17,2023


Argentina acude a las urnas este domingo 19 de noviembre para elegir en segunda vuelta al sucesor de Alberto Fernández para el periodo 2024-2028. Compiten dos candidatos que encarnan dos modelos de país diferente e incompatible: el oficialista Sergio Massa, actual ministro de economía, y el outsider Javier Milei, de La Libertad Avanza quien cuenta ahora con el respaldo de parte de la coalición de centro derecha, Juntos por el Cambio de Mauricio Macri y Patricio Bullrich quien fue candidata en primera vuelta y obtuvo el 23% de los votos. El proceso electoral va a estar marcado por 3 grandes características: Un resultado muy ajustado. Argentina vota este 19 de noviembre en una segunda vuelta entre Massa, que consiguió el 36% de los votos en primera vuelta, y Milei que quedó segundo con el 29%. Las últimas encuestas publicadas antes del inicio de la veda que establece el código electoral reflejan un escenario de paridad entre Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza) de cara al balotaje presidencial, con una leve ventaja para el candidato libertario, que técnicamente se encuentra dentro de lo que los especialistas denominan “margen de error”, en un rango que va del dos al tres por ciento de los consultados.

Como señala Carlos Pagni, en La Nación, “casi todos los estudios de opinión vaticinaban ayer un desenlace parejo para la segunda vuelta del próximo domingo. Es lo que suele suceder con los balotajes. Javier Milei, en esos mismos sondeos, supera por pocos puntos a Sergio Massa. Es una victoria teórica, que está en el margen de error de esas investigaciones. Final cabeza a cabeza. Los grandes números de la aritmética favorecen a Milei. Si al 30% que obtuvo en la primera vuelta se le suma el 40% del 6,73% de Juan Schiaretti, y además se agregan los 17 puntos que sacó Patricia Bullrich en las primarias de agosto, el candidato de La Libertad Avanza estaría a las puertas de la Presidencia. Pero la política no es aritmética. Hay que razonar a partir de otras premisas”.


 


Fuerte polarización



Argentina ocupa el primer lugar cuando se habla de “polarización severa”. Encabeza ese listado por arriba de Colombia, Estados Unidos, España, Sudáfrica y Suecia. En el cuadrante de países con “polarización severa”, el agravante es que un alto porcentaje de las personas encuestadas percibe divisiones profundas y “no cree que puedan superarse”.



Las elecciones argentinas, como las que han tenido lugar en Brasil, Chile, Perú, Colombia o Guatemala, enfrentan a dos candidatos que encarnan dos visiones del país no solo diferentes sino antagónicas e incompatibles. Massa y Milei encarnan un capítulo más de la famosa “grieta” que divide a Argentina desde 2007 entre kirchnerismo y antikicherismo. 



Massa, representante de la elite política que gobierna el país desde 2003, encarna el modelo de estado intervencionista, con vocación social y fuerte pragmatismo político. 



Milei, encarna, por su lado, la antielite, apoya un estado mínimo y es una figura muy ideologizada.



Como señala Martín Caparrós en el diario El País, “las elecciones del domingo 19 van a ser la consagración del cabreo como forma de vida, de definir la vida: millones van a votar en contra, no quieren elegir a uno sino rechazar al otro. Dos señores se baten por conseguir que los vote la mitad más uno de sus compatriotas mientras más de la mitad de sus compatriotas dicen que jamás votarían al uno y más de la otra mitad dicen que jamás votarían al otro...



En estas elecciones del cabreo, Javier Milei es rey. Milei es un tuitero argentino: unos pocos eslóganes, mucho sentimiento, mucho resentimiento, amenazas, insultos. Milei es odio, canal de un odio que no sabía cómo encaminarse. Lo decisivo de su ascenso fue su capacidad para expresar la rabia circundante… Si Milei es un fiel representante de estos tiempos, Massa es, de algún modo, contracultural: intenta aparecer sereno, calmo. Su problema es que esa calma quiere esconder sus trampas, sus engaños. Massa es uno que habla sonriente para mentir con su sonrisa, uno cuyos renuncios no es necesario suponer porque son tan notorios”.



Compleja gobernabilidad futura


 


La herencia que van a dejar las elecciones y la campaña ha sido el de crear una compleja gobernabilidad por la fragmentación y polarización en legislativo dividido en tres bloques sin mayoría.



​Si Milei gana no va a contar con votos suficientes para impulsar su agenda de gobierno. De hecho va a depender sobremanera de los votos de Juntos por el Cambio que le ha dado su respaldo en la segunda vuelta. Eso provocará que Milei tenga poco margen de acción para llevar a cabo muchas de las medidas más rupturistas que propone. A la vez provocará tensiones dentro de esta alianza coyuntural entre el libertario y el macrismo.



La Libertad Avanza, el partido de Milei, ha conseguido 35 bancas nuevas en la Cámara baja, y ha ampliado su bloque a 38 de los 257 diputados. En la Cámara alta, donde hasta ahora no ocupaba ningún escaño, han conseguido ocho de los 72 asientos.


Son números que no le dan para gobernar en solitario. En teoría contaría con los 93 de Juntos por el Cambio. Sin embargo ese bloque es muy heterogéneo: los legisladores de Juntos por el Cambio del 2024 se dividirán entre 41 del PRO, 25 de la Unión Cívica Radical, 10 de Evolución Radical, 6 de Unión Cívica, 2 de Encuentro Federal, 2 de Republicanos Unidos y 7 que -muy probablemente- conformen sus propios monobloques. Una parte de los 25 de la UCR podrían oscilar y declararse opositores a Milei.



Massa no tendrá asegurada la gobernabilidad en caso de ganar



El peronismo es la primera minoría en ambas cámaras, pero necesitará negociar con la oposición para pasar cualquier proyecto de ley de la Cámara baja a senadores. El peronismo retendrá 108 de las 257 bancas de diputados, quedando a 21 votos del quórum. En el Senado, el oficialismo ha logrado sumar dos escaños y tendrá 34 de los 72 asientos, quedando a tres de la mayoría.  



Además, la campaña en el balotaje ha dejado una sombra: la posibilidad de que Milei, como hiciera Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, denuncie un fraude. De hecho en el cierre de campaña de este jueves su hermana, Karina Milei, apoderada de La Libertad Avanza, su partido, denunció ante la justicia que en la primera vuelta la Gendarmería, la policía militar a cargo de la custodia de urnas y papeletas, orquestó un “fraude colosal” que benefició al peronismo. 


Conclusiones


 


La segunda vuelta de este domingo en Argentina se presenta con gran incertidumbre y con un resultado muy ajustado como ocurriera en Brasil en 2022 donde Lula se impuso por menos de un punto a Bolsonaro.


 


Massa, pese a que su conducción económica no ha sido positiva (el país ronda el 150% de inflación), parte como favorito porque tiene un aparato político detrás que le respalda, capta el voto de quienes tienen miedo a los saltos en el vacío y es un político experimentado: “La mayor utopía que pueden tener es defender la igualdad de oportunidades como valor de nuestra sociedad. Es pensar que el hijo de un albañil o de un peón rural tenga la misma oportunidad que cualquier otro de ser presidente


 


La baza de Milei es que el deseo de cambio y la desafección se imponga al miedo a la ingobernabilidad. De ahí sus apelaciones a que es la elección más importante en el último siglo: “Este domingo lo que tenemos que elegir es si queremos el populismo o queremos la república. En el fondo tenemos que saber que es imposible conseguir resultados distintos si seguimos haciendo las mismas cosas de los últimos 100 años


 


Gane quien gane, sin embargo, lo que es seguro es que el país se dirige a un duro ajuste económico y a un cambio de los equilibrios políticos y partidistas. El declive, si bien no desaparición, del kirchnerismo y el ascenso del massismo así como la disolución del polo opositor de Juntos por el Cambio.


 


Como señala Juan Carlos Torreen una entrevista en el diario El País, “lo que tenemos por delante es un espectáculo no termina el domingo. Tenemos por lo menos para dos años o tres años para que se defina el nuevo rostro político de Argentina. Ahora estamos en una suerte de vértigo y hay que esperar a que se acomode, para bien o para mal".



Néstor fue elegido en 2003 y recién fue él mismo en 2005, le llevó un tiempito tener una tropa propia, disciplinar y sacarse de encima la presencia encumbrante de su padrino [Eduardo Duhalde]. Hoy en día, Massa tiene por delante un desafío shakespeariano, desembarazarse de su madrina [Cristina Fernández de Kirchner]. Ella sabe que lo hará y está alerta porque Massa manda señales todo el tiempo, se reúne con gente impresentable para el cristianismo. 


Y después tenemos el otro caso, un triunfo de Milei. Ahora ha ido Macri en su ayuda, es una consigna histórica el “hay que rodearlo”.



Autor:


Rogelio Núñez Castellano

  • Investigador sénior asociado del Real Instituto Elcano

  • Profesor del Máster Universitario en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid

  • Profesor del Master en Comunicación y Marketing Político (Consultoría y Gestión de Campañas) del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá.

  • Consultor de ATREVIA y Ceapi.

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