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Centro para el Bien Común Global

Inteligencia Artificial y Desempleo en Latinoamérica


MAYO 26, 2023


El bajo crecimiento y la crisis global son algunos de los factores principales que han frenado la recuperación del empleo en América Latina. Así lo consigna la Organización Internacional del Trabajo, que si bien hacia fines del año 2022 indicó que la tasa de desocupación llegó a niveles pre pandemia, es decir en torno al 7,2%, la recuperación ha sido lenta, aumentando la pobreza y la informalidad, a los que se suma el aumento de inflación y el bajo nivel de los salarios. Una situación compleja, si consideramos la frustración acumulada, ahora expresada en descontento social y electoral, que se viene incubando desde larga data. En ese contexto, la irrupción de las nuevas tecnologías como la incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) y el bullado mediáticamente chat GPT (junto a una serie de herramientas disponibles), agrega más incertidumbres sobre el presente y futuro latinoamericano.

No se trata de discutir su incorporación ni mucho menos legislar para prohibir su uso. Al contrario, la IA llegó para quedarse y tenemos que aprender y sacar provecho.



Sin embargo, no se despeja la preocupación sobre ¿qué pasará con el empleo en nuestra región?, cuestión que ciertamente no es exclusiva del vecindario.


Consultado al propio chat GPT respecto de la estimación en el desempleo que generará la incorporación de la IA en América Latina, su respuesta fue “políticamente correcta”, casi obvia y ambigua: “No hay una estimación precisa y actualizada sobre el desempleo específicamente causado por la incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) en Latinoamérica”.  



No obstante, podemos sacar algunas conclusiones. La primera es la complejidad del tema y como tal  -agrega el mismo chat consultado- “esta sujeto a múltiples factores”. Algunos de ellos son el ritmo de adopción de la tecnología, su acceso, la preparación de la fuerza laboral, las políticas económicas y el impacto socio-político que conllevan estos cambios.



No hay duda del inmenso potencial y como puede favorecer el acceso y el procesamiento de la información, pero aún no esta claro el impacto no solo en ciertos sectores de la economía y puestos de trabajo, sino que en la totalidad de la misma y -sobre todo- las consecuencias sociales, políticas y culturales que ello generará.



Chat GPT afirma que “la IA puede aumentar la productividad y eficiencia en diversos sectores, lo que puede llevar a un crecimiento económico y la generación de empleo en áreas relacionadas”. Pero lo que no considera es ¿quién se llevará las utilidades fruto de ese mayor crecimiento económico?, en varios casos generado por la reducción de costos asociados a la mano de obra. 



En contrario de lo que se busca, el riesgo que la desigualdad aumente es mucho mayor, especialmente si se considera la brecha digital que evidenció la pandemia. Hoy los servicios básicos no sólo tienen que ver con el acceso a la luz, agua y alcantarillado, como históricamente se han medido este tipo de indicadores. También es clave el acceso y la velocidad a internet. Los tipos de dispositivos, coberturas, y un largo etc.



Otro inconveniente que salta a la vista, es que Latinoamérica no tiene la cantidad suficiente de profesionales capacitados para implementar soluciones de IA, mantenimiento, manejo de data e ingenieros de software, que además son los requerimientos laborales que empiezan a ser más demandados. Es cierto, tenemos que prepararlos, y la educación superior (universitaria y técnica) debiera tomárselo muy en serio en una colaboración inmediata y estrecha con las empresas privadas y el gobierno, pero… estamos en Latinoamérica.



Eso quiere decir que tomará tiempo, habrá que sortear burocracias (evidentemente se crearan algunas para su administración), no sorprendería que alguien ya esté pensando en el “Ministerio de la IA” y no faltará la propuesta de aplicar algún nuevo impuesto específico. Mientras tanto, ante la falta de políticas de retención y atracción de talento y la inestabilidad constante del vecindario, veremos una fuga de los cerebros mejor preparados hacia empresas ubicadas en los países desarrollados y más flexibles laboralmente.



La información disponible, desde hace más de cinco años -y en alza- sobre el futuro del trabajo coincide en que las habilidades más demandadas son el pensamiento crítico, estratégico, analítico, interpretación de data y storytelling. Se esperaría que con esa evidencia de los requerimientos desde el mercado laboral, los gobiernos y las empresas estuvieran invirtiendo en educación y desarrollo para adquirir las denominadas habilidades blandas o interpersonales, pero no sólo son escasas las acciones que avanzan en ese sentido, sino que aún estamos empantanados en la lucha por avanzar en dominio de las matemáticas, comprensión lectora e inglés.



Un estudio de Goldman Sachs afirmó que alrededor de 300 millones de empleos full time en el mundo, podrían automatizarse con la inteligencia artificial y por tanto reemplazar a personas.



En el caso de Latinoamérica, países como Chile y Argentina tienen un 24% de sus empleos expuestos a ser automatizados. Cifra superior a la de Estados Unidos (23%), México (21%), Perú (20%), Colombia (19%) y Ecuador (18%).



Datos que no pueden dejar indiferente, ya que por ejemplo en el caso de Chile, uno de los países con mayor grado de penetración de tecnología a nivel usuario en la región, un reciente estudio del Panel Laboral de la Universidad Andrés Bello concluyó que el 66% de los trabajadores no saben usar la IA, ya sea porque no tienen los conocimientos o no estan capacitados. A la velocidad con que se producen los cambios, dichas personas están corriendo el riesgo de quedar fuera del mercado laboral en caso de ser automatizados sus trabajos.



El reemplazo debiera ir acompañado con la capacitación y la reconversión laboral, pero ¿realmente está ocurriendo u ocurrirá?



El Banco de Desarrollo de América Latina, ya en el 2021 alertó que el 30% de la fuerza laboral en la administración pública latinoamericana estaba en alto riesgo de sustitución tecnológica. Aunque el mismo estudio afirmó que en países como Chile, Colombia y Uruguay, por ejemplo, el impacto en el empleo público será menor, básicamente por la posibilidad de reubicar a los trabajadores en tareas que no realizará la IA, más que por la creación de nuevos empleos.



¿Qué ocurrirá con el sector privado? La reducción de costos y el aumento de productividad con el consiguiente aumento de las utilidades, ¿irá proporcionalmente en beneficio de los trabajadores que se mantengan o más bien se sumaran sólo a las utilidades de las empresas? Es una pregunta que dejamos abierta y que admite muchos matices, pero la rigidez laboral, los impuestos en alza y la incertidumbre institucional no precisamente facilitaran el camino.



​Es cierto que -como enseñó Schumpeter- la destrucción creativa es fantástica y nos permite avanzar hacia el progreso, el desafío latinoamericano, es como escribir este nuevo capítulo en nuestra historia -ahora con IA- de manera gradual y sin tantos heridos en el camino. 



Autor:


Angel Soto


Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales


Universidad de los Andes (Chile)

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