Por Ibrahim Ahmed dit Pino y Beatriz de León Cobo
El día 4 de noviembre, el Foro de Diálogo Sahel Europa del Observatorio para África del Centro para el Bien Común Global (Universidad Francisco de Vitoria) acogió una Jornada Cultural dedicada a África Occidental. El acto ofreció a los participantes una inmersión rica y completa en las realidades culturales, artísticas y políticas del Sahel. A través de actividades diversas, la Jornada puso de relieve la cultura como herramienta fundamental para la paz, la resiliencia de las comunidades y la solidaridad. También puso de relieve la importancia de contar las historias de esta región para comprender mejor sus retos, sus riquezas y la forma en que sus habitantes siguen conservando profundos valores humanos a pesar de la adversidad.
Exposición fotográfica: El Sahel a través de la lente de Souleymane Ag Anara
La exposición fotográfica de Souleymane Ag Anara marcó el inicio de esta jornada única, sumergiendo a los visitantes en el corazón del Sahel. Los visitantes tuvieron la oportunidad de descubrir imágenes que inmortalizan con fuerza la cultura y la vida cotidiana de las comunidades nómadas de África. Las fotografías, impregnadas de luz, captaban escenas vibrantes que iban desde campamentos nómadas a festividades locales, destacando la variedad de las comunidades que habitan esta vasta región. A través de esta exposición, Souleymane transportó al público al corazón del desierto, ofreciendo una mirada íntima y profundamente humana sobre paisajes majestuosos y escenas de vida auténticas. Sus fotografías, resaltan la resiliencia y la dignidad de los pueblos nómadas frente a los desafíos contemporáneos. Souleymane es un periodista, artista y fotógrafo conocido por documentar grandes crisis en el Sahel y realizar trabajos culturales para medios internacionales como Agence France-Presse, Arte y Reuters.
El artista Souleymane Ag Anara con sus fotografías.
Los visitantes se sintieron profundamente conmovidos por el realismo y la humanidad de su trabajo. Souleymane compartió anécdotas personales sobre el proceso de creación de sus imágenes, describiendo cómo pasaba tiempo con las comunidades para comprender y captar la esencia de su vida cotidiana. Destacó que la fotografía es una poderosa herramienta para sensibilizar y promover la paz, al poner un rostro humano a realidades que a menudo se reducen a estadísticas en los medios de comunicación.
También subrayó la alegría y la solidaridad que existen a pesar de todo, con imágenes de las fiestas locales, y los momentos de compartir en comunidad. Este evento permitió a los visitantes sumergirse en la belleza del Sahara y conectar con los valores de paz y solidaridad propios de estas sociedades ancestrales. Fue un recordatorio de que la cultura del Sahel es un pilar de estabilidad y cohesión social, esencial para promover una paz duradera. Una ocasión rara para que el público madrileño descubra el alma del desierto.
Ceremonia del té con Alkhousseini Ag Chekhou y artesanía tuareg
La ceremonia tradicional del té, organizada por Alkhousseini Ag Chekhou, Embajador para la paz y la Cultura Tuareg en Níger, fue un momento de descubrimiento y conexión. Este ritual, que simboliza la hospitalidad, la paciencia y la importancia de los lazos sociales, ofreció a los participantes una visión única de la vida nómada. Alkhousseini guió a los invitados a través de los pasos para preparar y compartir el té, explicando que cada gesto tiene un significado. Señaló que la ceremonia del té es un pilar de la cultura de paz entre los tuaregs, y que a menudo sirve de marco para los debates comunitarios y la resolución de conflictos.
Los participantes quedaron fascinados por las historias que contó Alkhousseini, sobre todo acerca de cómo este ritual fomenta el diálogo y la armonía en los campamentos, incluso en tiempos de tensión. Describió situaciones en las que las disputas se habían resuelto tomando té, transformando este sencillo acto en una herramienta de mediación y acercamiento. Al asistir a la ceremonia, los visitantes aprendieron que la cultura no es sólo un patrimonio que hay que conservar, sino una fuerza viva que desempeña un papel activo en la construcción de la paz y el mantenimiento de la cohesión social.
El embajador para la paz y la cultura tuareg de Niger, Alkhousseini Ag Chekhou sirviendo el té con los alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria
Paralelamente a la ceremonia, se instaló un mercado de artesanía tuareg, donde se expusieron obras tradicionales como joyas de plata, tejidos teñidos de forma natural y artículos de cuero bellamente elaborados. Alkhousseini explicó que la artesanía no es sólo un medio de ganarse la vida, sino también una forma de transmitir valores culturales de generación en generación.
Cinéforum: Tombuctú y debate con Ibrahim Ahmed
Uno de los momentos más destacados del día fue la proyección de Tombuctú, una magistral película de Abderrahmane Sissako que describe la vida bajo el dominio yihadista en Tombuctú. La película, aclamada en todo el mundo por su belleza visual y su mensaje humanista, narra historias de resistencia pacífica frente al brutal dominio extremista. A los participantes les impresionó la forma en que Sissako utilizaba imágenes líricas para mostrar lo absurdo de las prohibiciones impuestas por los yihadistas, como la prohibición de tocar música o practicar deportes. Estas escenas, llenas de simbolismo, mostraban la fuerza del espíritu humano y la persistencia de la cultura frente a la violencia.
La escena de unos chicos jugando al fútbol sin balón, utilizando sólo gestos y risas para desafiar la prohibición, tocó especialmente la fibra sensible del público. Simbolizaba el poder de la imaginación y la solidaridad, incluso en tiempos de represión. Otra escena sorprendente mostraba a unos músicos tocando y cantando en secreto, desafiando la ley con una música que era a la vez un acto de rebeldía y un grito de libertad. Estos momentos ilustraron cómo la cultura puede convertirse en un acto de resistencia, una herramienta para preservar la identidad y un símbolo de esperanza para las generaciones futuras.
Tras la proyección, Ibrahim Ahmed, el actor principal de la película, compartió sus experiencias personales y los retos a los que se enfrentó al interpretar a su personaje. Habló del impacto emocional de la película, no sólo en él, sino también en las comunidades que vieron su realidad retratada en la pantalla. Compartió que para él la responsabilidad de los artistas es captar y transmitir las luchas de los pueblos del Sahel de forma auténtica, y subrayó la importancia del diálogo intercultural para superar los estereotipos y promover la paz. El público, inspirado por sus palabras, hizo preguntas sobre el proceso creativo e intercambió opiniones sobre el papel del cine como herramienta de transformación social.
El actor protagonista de la película Tombuctú Ibrahim Ahmed Pino junto con Pablo Manzano, doctor en Comunicación Audiovisual de la Universidad Francisco de Vitoria y Beatriz de León Cobo, directora del Foro de Diálogo Sahel Europa.
Mesa redonda: El Sahel hoy: perspectivas políticas, humanitarias y diplomáticas
La jornada concluyó con una mesa redonda que reunió a destacados expertos para debatir los retos políticos, humanitarios y de seguridad a los que se enfrenta el Sahel. Mohamed Ag Albachar, ex Director de Gabinete del Ministerio para los Malienses Residentes en el Extranjero, Beatriz de León Cobo, Directora del Foro de Diálogo Sahel-Europa de la Universidad Francisco de Vitoria, y el Embajador Ángel Losada, ex Representante Especial de la UE para el Sahel, ofrecieron perspectivas diversas y fundamentadas sobre la dinámica regional. Los debates pusieron de relieve la urgencia de una cooperación internacional eficaz y la necesidad de integrar las soluciones locales en las políticas globales.
Los oradores exploraron cómo la cultura de paz puede desempeñar un papel clave en la resolución de conflictos y la estabilización de la región. También subrayaron la importancia de un enfoque holístico que combine la seguridad, el desarrollo y el diálogo cultural, haciendo hincapié en que los esfuerzos de paz deben basarse en el respeto de las realidades locales.
Impacto y reflexiones finales
Esta Jornada Cultural de África Occidental demostró que la cultura es mucho más que patrimonio histórico: es un motor de cambio, paz y solidaridad. Los participantes salieron del acto con una mejor comprensión de las complejidades del Sahel y una apreciación renovada de cómo el arte y la tradición pueden contribuir a la resiliencia. El evento subrayó que, incluso en contextos de crisis, la cultura sigue siendo un elemento clave para construir sociedades más justas y estables, un recordatorio de que las expresiones culturales no sólo enriquecen nuestras vidas, sino que también tienen el poder de transformar realidades y unir a las comunidades.
Los testimonios, las actividades y las discusiones fueron un llamado a la acción para seguir fortaleciendo los lazos de cooperación y respeto mutuo. Esta jornada fue un vibrante homenaje al espíritu del Sahel, un espacio de diálogo en el que el arte, la cultura y la política se entrecruzan para ofrecer soluciones sostenibles. Fue un recordatorio conmovedor de la importancia de la solidaridad y el entendimiento intercultural en un mundo que busca la paz y la justicia, y una invitación a todos a seguir trabajando juntos para preservar y celebrar las ricas tradiciones que mantienen vivas a estas comunidades.
El evento también dejó claro que la paz no es sólo la ausencia de conflicto, sino la presencia de entendimiento, respeto y lazos culturales fuertes. Las historias compartidas y las imágenes presentadas reflejaron la fuerza y el optimismo de los pueblos del Sahel, destacando que, a pesar de los desafíos, existe una rica herencia de sabiduría y cohesión que puede inspirar al mundo. La Jornada concluyó con la esperanza de que cada asistente se lleve consigo un compromiso renovado de apoyar y amplificar estas voces culturales, contribuyendo así a un futuro en el que la diversidad y el diálogo sean la base de soluciones duraderas.
En definitiva, la Jornada Cultural de África Occidental fue un viaje transformador y una experiencia que dejó huella en el corazón y la mente de todos los presentes, mostrando cómo la cultura puede ser un verdadero vehículo de paz y desarrollo.
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