Andrés de Castro y Sara Yildiz
La expansión de la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al este de Europa, en cada una de sus fases, coincide con un fortalecimiento de las estructuras políticas y económicas de la Federación Rusa. Tras la precaria situación de principios de los 90, Moscú comienza a construir un pensamiento estratégico que le permite actuar, pese a sus muchas debilidades, como un actor estratégico. Lo anterior le exige diseñar una política exterior que admita servir de contrabalanza a la errática concepción occidental del poder, las amenazas y la ingeniería social propia del pensamiento liberal hegemónico. En ese sentido, el primer paso consiste en observar la realidad internacional de una manera no dogmática, entendiendo la perspectiva real de todos los actores. Sin tratar de cambiarla. Simplemente examinando las oportunidades que los conflictos naturales entre los actores pueden ocasionar y aprovechándolas.
Turquía es un actor crucial en la región. Con una tradición centenaria de haber conseguido hablar -y entender- el lenguaje del poder. Que a principios de siglo está inmersa en un proceso de “modernización” -el segundo en cien años- que le puede permitir completar el sueño de Atatürk y poner más de relieve su faceta cuasi-occidental y cuasi-europea. (Seguir leyendo)
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Dr. Andrés de Castro, Profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e investigador del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Política Internacional
(Universidad Francisco de Vitoria).
Sara Yildiz, Master de Estudios de la Unión Europea (Universidad de Salamanca)
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