LA ESTRATEGIA ESPACIAL DE LA UE,UNA ESTRATEGIA PARA LA SEGURIDAD Y LA DEFENSA
- Centro para el Bien Común Global
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Por José María Martínez Cortés, Analista del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria
En marzo de 2023, la Comisión Europea aprobaba la Comunicación conjunta al Parlamento Europeo y al Consejo de la Unión Europea “Estrategia Espacial de la Unión Europea para la seguridad y la defensa”. Esta nueva estrategia sustituyó a la “Estrategia del Espacio para Europa” de octubre de 2016. En un análisis preliminar de la nueva estrategia, detectamos claramente la degradación del contexto internacional, reflejada, en este caso, en el dominio espacial. En la Estrategia Espacial de la UE se resaltan términos o aspectos como “autonomía estratégica”, “intereses de seguridad”, “protección”, “refuerzo de la resiliencia” o “respuesta antes actividades hostiles o amenazas”, que dejan clara evidencia de la necesidad de proteger capacidades e intereses, al tiempo que se procura evitar una indeseada carrera armamentística en este entorno. En cualquiera de los casos, en línea con su espíritu colectivo, la Estrategia resalta la idoneidad de conseguir objetivos en cooperación con el resto de partes interesadas.
Dicho esto, el análisis de la Estrategia Espacial de la Unión Europea, como documento de nivel estratégico, se aborda mediante el esquema conocido por END-WAYS-MEANS que, en términos de Cervantes, significa OBJETIVOS-LÍNEAS DE ACCIÓN-MEDIOS/RECURSOS, no sin antes revisar de qué hablamos realmente (por qué es tan importante el espacio ultraterrestre), cómo ha evolucionado últimamente (su conversión en un nuevo dominio operativo) y qué desafíos afronta (cuáles son los riesgos y amenazas principales en el espacio exterior). Comenzamos, por tanto, con una breve revisión de estos últimos aspectos.
EL DOMINIO ESPACIAL
RELEVANCIA DEL ESPACIO ULTRATERRESTRE
El espacio ultraterrestre ha dejado de ser un entorno totalmente desconocido. Los últimos quince años han visto un aumento significativo de la dependencia de nuestra vida cotidiana de las capacidades, productos y servicios obtenidos desde el espacio exterior, fundamentalmente en los países desarrollados. Pero, no sólo eso, la economía global depende en gran medida, al menos por ahora, de sistemas y aplicaciones basadas en actividades o capacidades satelitales. Valga como ejemplo que los datos de posicionamiento, navegación y tiempo procedentes de constelaciones como el GPS o Galileo, además de apoyar la navegación, son críticos para la seguridad de la aviación y otros sistemas de transporte y servicios públicos (en administración de redes), los servicios financieros (como referencia de fecha y hora), las redes de energía e informáticas (en su sincronización), las de telecomunicaciones (para sincronizar llamadas) y, en general, para actividades que precisen una referencia temporal o espacial. Así mismo, otras actividades como la predicción del tiempo, la investigación y la inteligencia o la extensión de la telefonía e internet más allá del alcance de las redes terrestres emplean otros productos o servicios que proceden del espacio. Los activos satelitales han llegado a sustentar la economía y la actividad global.
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