María Ángeles Muñoz
¿Cómo Europa puede afrontar las grandes incertidumbres que plantea el mundo Covid y Post-Covid? ¿Cómo puede responder con validez a los problemas complejos - ciberdelincuencia, crimen organizado, terrorismo, vulnerabilidad en las fronteras exteriores o movimientos de población parcialmente gestionados por las mafias de tráfico de personas- que afectan a nuestra seguridad europea y a la seguridad de nuestro entorno regional? ¿Cómo contribuir de manera eficaz a la estabilidad y al impulso de un necesario equilibrio internacional?
La Unión Europea transita desde hace décadas por la senda de la urgente necesidad de configurarse como actor influyente en un tablero cambiante en el que, sin embargo, otros pesos internacionales inciden en un nuevo diseño del mapa de predominio. El escenario de multipolaridad asimétrica exige a contra reloj una presencia europea. Jacques Delors apuntaba en 2009 que, si Europa no iba con cuidado, en un plazo de unos 10 años podíamos tener un mundo dirigido a dos manos: Estados Unidos y China. Delors señalaba entonces a China como un país que estaba siendo gobernado con “sentido de largo plazo”. Hoy sumamos a Rusia, el vecino de peso que se alza en el este europeo como figura potencialmente atractiva para los países del área oriental de Europa. A ello se añade la incertidumbre en torno a EEUU, que ha basculado en los últimos años en torno a si actúa o no, más allá de la posición clásica de su acción exterior orientada a “dónde actuar. Delors se mostraba crítico y a la vez optimista con el futuro continental bajo premisa: que la UE sea capaz de “producir no sólo bomberos, sino también “arquitectos”[2]; de que opte claramente entre "supervivencia o declive", de que los gobiernos dejen de barrer para casa y piensen a largo plazo, si quieren que en el entorno de grandes pesos Europa exista.
Esta mentalidad a largo plazo, inserta en todo proyecto de consistencia, nos remite al deber ser de Europa. Un deber ser que, entendido como imprescindible ejercicio de adaptación a la realidad, ha sido formulado en origen por el “arquitecto” de Europa, Robert Schuman: Para la construcción de Europa, una Europa entera y completa, es necesaria la organización de la defensa en el plano europeo. Nuestra política debe ser el incremento de nuestros medios de defensa, nuestro objetivo principal, y al mismo tiempo tender a reducir la tensión en el mundo. (Seguir leyendo)
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María Ángeles Muñoz, colaboradora del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Política Internacional.
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