Fernando del Pozo
Tucídides, el eterno maestro de historiadores, sigue dándonos motivos de meditación en su Historia de la Guerra del Peloponeso, y con razón. Durante la Guerra Fría era frecuente comparar a la OTAN con la Alianza Espartana, y al Pacto de Varsovia con el Imperio Ateniense. O al revés, dado el carácter terrestre del poder de Esparta y marítimo del de Atenas, además del estilo dictatorial del primero y más democrático del segundo. O no, porque la regla de medir democracias no estaba muy bien calibrada en aquella época. Así que con esta dicotomía la discusión era muy jugosa, pero las lecciones un poco oscuras.
Hace unos meses – ya parecen años - estuvo muy activo el debate sobre la “trampa de Tucídides”, magistralmente explicado por Graham Allison en su libro “Destined For War: Can America and China Escape Thucydides's Trap?”. La famosa trampa consiste en que, según Tucídides, cuando una potencia ascendente (Atenas/China) empieza a disputar la primacía a la potencia hegemónica del momento (Esparta/EEUU), la guerra es inevitable. No intentaré llegar más lejos en la explicación, que se nutre de varios otros ejemplos históricos, el más claro de los cuales fue la rivalidad sobre todo naval entre el Reino Unido y Alemania previa a la Primera Guerra Mundial, porque necesitaría de todo el magnífico libro de Allison para penetrar un poco en las ramificaciones y lecciones, y ese libro ya está escrito. (Seguir leyendo)
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Fernando del Pozo, Almirante (Ret.) de la Academia de las Artes y las Ciencias Militares. Colaborador del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Política Internacional.
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