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Relaciones Rusia-OTAN: percepciones desde detrás de la colina

Centro para el Bien Común Global

Andrés Smith Serrano 

  

La crisis ucraniana ha dado un fuerte impulso transformador a la geopolítica, la gobernanza global y la economía. No está claro si estos eventos de rápido movimiento están plantando las semillas para una era más peligrosa de los asuntos internacionales. Este artículo intenta describir las suposiciones clave de Rusia sobre los riesgos que cree que se derivan de la OTAN. Ilustra brevemente los intereses más importantes que Moscú busca promover y asegurar. Los hallazgos se derivan de documentos oficiales rusos, declaraciones de los altos funcionarios, informes analíticos de los think-tanks rusos y algunas entrevistas. 


Sin pretender ser exhaustivo, el autor sugiere que varios marcos de percepción podrían esbozar los contornos de los enfoques del establecimiento ruso. El primer marco de percepción describe los cambios en la arquitectura de seguridad internacional y el lugar de Europa en ella. El establishment ruso cree que Europa se está transformando de una de las regiones más estables en una zona de mayor tensión y confrontación. En el desarrollo del sistema de relaciones internacionales que tomó forma en los años 90, se ha superado el punto de no retorno. Una de las razones clave es el grave deterioro de las relaciones entre Rusia y la OTAN, que se encuentran en el punto más bajo desde el final de la Guerra Fría.  


La percepción general es que los miembros de la alianza en Europa prefieren la confrontación militar duradera al diálogo y al establecimiento de medidas de fomento de la confianza. La OTAN está aumentando el número de fuerzas de alta preparación, creando las rutas para el despliegue operativo de tropas en las fronteras de Rusia y sus aliados. Los ejercicios militares de la Alianza se centran en operaciones ofensivas en el flanco oriental. La actividad militar en el Ártico está aumentando. Los gastos de defensa de los estados miembros están aumentando. El potencial de disuasión nuclear de la OTAN está mejorando. Los responsables políticos rusos consideran que la subordinación estratégica de la Unión Europea reduce el interés en la cooperación política. Ha surgido un cinturón de estados de primera línea autoproclamados. Construyen su identidad histórica sobre la rusofobia, presentándose a sí mismos como víctimas eternas del imperialismo ruso y el comunismo soviético. La lucha de las narrativas históricas ha reemplazado los procesos de reconciliación. 


La entrada de los países escandinavos en la OTAN no cambia la visión de Moscú sobre la importancia de crear un sistema de seguridad colectiva en Europa. Aun así, la posibilidad de que Suecia y Finlandia se adhieran a la OTAN es una fuente de preocupación para el Kremlin. En gran medida, está relacionado con la perspectiva de cambios en el equilibrio militar-estratégico en la región ártica, la transformación de los lazos económicos establecidos, así como el deterioro de las relaciones entre Rusia, Suecia y, especialmente, Finlandia, en la esfera política. (Seguir leyendo)   

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Andrés Smith Serrano, analista del Centro de Seguridad Internacional (CSI), del Instituto de Política Internacional (Universidad Francisco de Vitoria)  

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