Por Enrique Fojón, analista del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria
La tecnología, de hecho, es uno de los determinantes clave en la configuración de las Relaciones Internacionales que, junto con las guerras y los cambios económicos, es el instrumento clave para promover el desarrollo económico y la Seguridad Nacional. En el pasado, los avances tecnológicos configuraron la revolución industrial que creó el sistema internacional moderno. Las naciones industrializadas, tecnológicamente avanzadas, acumularon y ejercieron sus vastos poderes económicos y militares con el fin de establecer su supremacía sobre las partes menos avanzadas del mundo, creando de hecho una jerarquía entre las naciones.
Los avances en tecnologías avanzadas, como la microelectrónica, la nanotecnología, la biotecnología, la robótica y la inteligencia artificial, alterarán los equilibrios de poder existentes y darán forma a las capacidades militares para futuros conflictos. Los pronósticos indican que los avances en ciencia y tecnología transformarán el campo de batalla en las próximas décadas. Para el año 2030, varios Estados habrán adquirido formidables capacidades militares de proyección de poder con armas de mayor alcance, precisión y letalidad para la conducción de conflictos de alta intensidad.
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